domingo, 6 de abril de 2014

Ilusa




Cuando ya no puedas contar hasta dos, seré yo quien esté, seré yo quien te acompañe.

Cuando las noches se vuelvan tan frías como para no poder caminar entre las tumbas, seré yo quien te atraiga a mi pecho llano.

Cuando ya  no te queden palabras, seré yo quien las deje en tu mejillas pálidas.

Cuando ya no haya motivos, seré yo quien aguarde contigo por ella.

Yo siempre, siempre tomaré tu mano. Siempre te guiaré entre la nebulosa y me encargaré de que tus ojos se confundan en mis cabellos blancos. Yo prometo siempre aferrarme a tu espalda y escuchar lo gritos de perro cuando las tardes de otoño duelan.