miércoles, 21 de mayo de 2014

Mendigo

Siempre escuché la historia de mi mamá muriendo de hambre durante el embarazo. Cómo tenía que tragarse el orgullo y la vergüenza para ir a pedirle un plato de comida a su mamá, mientras mi papá veía cómo conseguir un pan para él.

Siempre escuché la historia de mi papá mientras estudiaba en la capital. Cuando su almuerzo era un yogur de frutilla y esperaba que, en las noches, sus compañeros compartieran su once son él.

Siempre imaginé que algo así era muy triste.

Pero fue más triste vivirlo.