domingo, 9 de febrero de 2014

Caparazón

A veces, cuando el dolor es demasiado, no importa.

A veces, cuando el dolor es demasiado, no importa porque hay puertas y ventanas para escapar.

A veces, cuando el dolor es demasiado, no importa porque hay llaves en los escaparates que nos permitirán salir; hay agujeros y madrigueras que al menos permitirán que nos escondamos.

A veces cuando el dolor es demasiado, no importa porque en la cama encuentro tus cabellos blancos que me consuelan.

A veces cuando el dolor es demasiado, no importa porque tengo las llaves que abren las puertas hacia tus cabellos blancos que me mienten.


*protegen

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