A veces, cuando el dolor es demasiado, no importa.
A veces, cuando el dolor es demasiado, no importa porque hay puertas y ventanas para escapar.
A veces, cuando el dolor es demasiado, no importa porque hay llaves en los escaparates que nos permitirán salir; hay agujeros y madrigueras que al menos permitirán que nos escondamos.
A veces cuando el dolor es demasiado, no importa porque en la cama encuentro tus cabellos blancos que me consuelan.
A veces cuando el dolor es demasiado, no importa porque tengo las llaves que abren las puertas hacia tus cabellos blancos que me mienten.
*protegen
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