Tal vez, dentro del ego y la perfección de la virgen, aun no concibo el abandono como una alternativa digna. Aun lo considero una situación inexplicable, prácticamente imposible; fuera de toda lógica.
Tal vez por eso cada tres o cuatro meses reapareces entre mis pesadillas más agobiantes, entre esas que te dejan un algo en el pecho que dura al menos cinco días.
Tal vez es por ese ego que no entendemos el abandono y por ello espero -hace años- un perdón, una disculpa, un arrepentimiento que venga desde lo más profundo y miserable de tu ser.
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